IV. El "familismo" en la legislación para la mujer
En el análisis de la promulgación de leyes dirigidas a garantizar los derechos de las mujeres, salta a la luz una tendencia a vincular siempre a la mujer con el ámbito familiar. Esto significa que no se concibe a la mujer como un sujeto de derecho independiente y con necesidades particulares, sino como una persona en función de su familia y principalmente sus hijos. Aquí se desconcen también sus propios derechos en el ámbito familiar.
Claro ejemplo de esto es la Ley de Violencia Doméstica, ley que sin duda alguna, pero inevitablemente- por la naturaleza del problema que aborda- es de carácter proteccionista. En el proceso de discusión y aprobación de esta ley, un grupo de organizaciones no gubernamentales que trabajan en violencia contra las mujeres, las niñas y los niños, platearon a la Comisión Legislativa que lo estudiaba, la necesidad de abordar cada forma de violencia dentro de la familia en forma diferenciada y crear leyes específicas para las diversas manifestaciones de la violencia intrafamiliar, separando la violencia contra la mujer de la violencia contra las niñas y los niños, que obedece a relaciones y situaciones diferentes. Esta tesis nunca fue aceptada, salvo por una diputada quien por su experiencia anterior como directora de la oficina gubernamental de la mujer, entendía perfectamente las diferencias entre unas y otras. La negativa de aceptar esta tesis persistió a pesar de que especialistas en infancia coincidían con ella.
En este caso además, el movimiento de mujeres planteaba que no existían en el país, las instituciones adecuadas para cumplir con las expectativas de la ley en cuanto a asistencia a personas menores, ancianas y discapacitadas, las cuales sí existen -aún cuando todavía son insuficientes- para dar apoyo a las mujeres en situaciones de violencia.
En relación con el debate alrededor de la Ley de Violencia Doméstica, una diputada esgrimía el argumento de que no se podía tener una ley perfecta, que era preferible hacer un proyecto que se pudiera negociar con todos los diputados, para poder aprobarlo, aunque no fuera la ley más adecuada.
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