CONFERENCIA INTRODUCTORIA
LA AUTORREGULACIÓN DE LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL
Anna Cynthia Oliveira
Abogada brasileña
A. Publicidad y transparencia, hacia el público inmediato y general
Durante el simposio virtual promovido por el IDE / Banco Mundial,
la necesidad de involucrar al público inmediato en el accionar
de las OSCs y algunas dificultades para hacerlo fueron materia
de interés. El documento de introducción a la sala
de conferencia sobre autorregulación planteaba ñpara
estas relaciones, como para la participación ciudadana en
el escenario político más amplioñ la organización
de los beneficiarios en "veedurías ciudadanas",
mecanismo que se busca implementar en Colombia y que guarda correlación
con las OTBs bolivianas, asunto discutido aquí desde ayer
con el primer módulo del Taller. Para efectos de la autorregulación,
crear una modalidad orgánica de control formalmente representativa
ñcon sus dificultades inherentesñ pareciera ser
reto demasiado complejo, y quizás excesivo.
Otras fórmulas, más viables de implementar, pueden
ser encontradas por cada OSC conforme a su labor y especificidad
del público correspondiente. Si la población meta de una
OSC ya se encuentra organizada en asociaciones (formalmente constituidas
o no), o si existe representación reconocida por la comunidad,
no será difícil adoptar a las mismas a condición
de aliadas e interlocutoras. (Pese a la dificultad de garantizar
la representatividad de la muestra, cuando se está lidiando
con asociaciones, o la legitimidad del mecanismo de representación).
Con mayor o menor flexibilidad, conforme al grado de organización
verificado y las circunstancias del caso, se puede instituir un
Consejo Consultivo compuesto por beneficiarios, designar a alguien
para funciones de "ombudsman", o ir más allá
de la relación de consulta y, por ejemplo, incorporar a
representantes de la población meta en la junta directiva
de la OSC.
El punto central de la cuestión está en reconocer que
la fortaleza política de las OSCs depende de su reconocimiento
y valoración por los beneficiarios; y que, sin la participación
activa del mismo, sus proyectos serán tan ineficaces como
se han mostrado los programas gubernamentales de desarrollo social
de formato conservador.
Sabemos que la legislación de todo país exige que
ciertos tipos de empresas publiquen informaciones diversas, en
aras de proteger a la sociedad. Para las OSCs, pese a su actuación
en el ámbito público, el marco vigente en la mayoría
de nuestros países no requiere divulgación equivalente.
Al contrario, frecuentemente exige de ellas que provean informes
periódicos que no se aplican a las empresas; informes cuya
utilidad es incierta, dependiendo del gobierno de turno, los que
constituyen voluminosos archivos para uso exclusivo de departamentos
gubernamentales. Una alternativa radical para promover el conocimiento
del sector y cohibir abusos sería abrir todos los archivos
de datos de OSCs para consulta del público. O a iniciativa propia,
sin afectar a los órganos gubernamentales, reunir copias
de todo informe obligatorio en archivos que se distribuirían
por las redes y federaciones existentes, donde sí estarían
disponibles para quien los quisiera conocer. Como ejemplo del
primer caso, en el Reino Unido, la agencia responsable de las
OSCs de carácter público (Charity Commission) distribuye
copia de cualquier informe de sus archivos mediante solicitud
escrita de miembros del público; por regulación de este
órgano, además, las mismas OSCs tienen la obligación
de enviar copia directamente a quienes lo soliciten. Y asimismo
en los EUA, con base en ley sancionada en julio de 1996, la administración
federal de impuestos (Internal Revenue Service, IRS) debe permitir
la consulta de los informes compilados en sus archivos, y las
OSCs de carácter público deben informar directamente a cualquier
interesado sobre los mismos datos.
Muchos aquí no se pondrían de acuerdo con medidas
como éstas, habría información que se preferiría
tratar como confidencial. ¿Qué tipo de información
confiamos sólo al gobierno y tememos divulgar al público?
O de otra forma, ¿qué parcela del público tememos?,
¿existe base real para nuestro temor? En todas partes
nos horrorizaron las noticias del asesinato de Monseñor
Juan Gerardi Conedera, el pasado abril. Sabemos cómo la
cuestión es neurálgica en los países de la región.
¿Cómo equilibrar la seguridad de nuestras organizaciones
y beneficiarios sin ocultarnos de la misma sociedad a quien queremos
conquistar?
Si aceptamos el imperativo lógico de mayor transparencia
y si, a pesar de los temores, concluimos que no deseamos simplemente
evitar la publicidad de nuestra labor, hay mucho que discutir:
sobre la medida hasta dónde se quiere abrir la información,
el medio más eficiente de hacerlo, y estrategias para conquistar
la simpatía de segmentos de la opinión pública.
Esta materia requiere la reflexión de todas las OSCs. Conforme
a las circunstancias políticas del país respectivo,
un primer paso rumbo a una mayor exposición pública de cada
entidad, individualmente, puede ser dado de pronto: ampliándose
el rayo de rendición de cuentas, distribuyendo informes
anuales de actividades y balances contables a contactos institucionales
de variada índole, además de a la población
meta de la labor de cada cuál y de los donantes cuyo aporte
la hace posible. En otros contextos, muchas OSCs ya se dan cuenta
del valor de esta divulgación para efectos de "marketing".
Y dependiendo de la realidad concreta, el fortalecimiento del
sector puede demandar consistencia y ecuanimidad en tal divulgación;
las redes y federaciones de OSCs son el vehículo más
legítimo para adoptar y hacer valer la regla de divulgar
determinados datos por parte de sus miembros, y para establecer
los medios por los cuales la información de cada uno, de
modo uniforme, será llevada al público. Retomaremos este
punto más adelante.
Introducción
A. Publicidad y transparencia
B. Equilibrio entre Regulación Estatal y Autorregulación
C. Autorregulación por medio de los Estatutos
D. Autorregulación colectiva y eficacia
Palabras de cierre