MUJERES Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN GUATEMALA
La participación ciudadana con perspectiva de género
María Eugenia Mijangos
Centro para la Acción Legal en
Derechos Humanos (CALDH),
Guatemala
Guatemala contiene una sociedad estratificada y desarticulada,
el acceso a la educación y a las condiciones mínimas
para un desarrollo armónico de las personas, cada vez se
vuelven más concentradas. El predominio de gobiernos fuertes,
con un alto componente militar y esquemas de seguridad de liderazgos
autoritarios-partriarcales y unipersonales, no han posibilitado
que los diversos grupos sociales se organicen y planteen y luchen
por sus reivindicaciones en un clima democrático, ahora nos
enfrentamos al peligro de los autoritarismos civiles.
Otro factor a tomar en cuenta en la caracterización del
país, es el étnico y pluricultural, la existencia
de más de 23 idiomas indígenas y la falta de una identidad
nacional que posibilite un Estado que verdaderamente refleje la
realidad nacional, así como la permanencia del racismo
y la segregación, son otro factor en contra de la plena
participación política de todos los grupos sociales
y de las mujeres en particular, puesto que la mujer indígena
sufre una triple discriminación por género, etnia
y clase.
En cuanto al derecho, el análisis desde las mujeres ha definido
un marco legal excluyente y discriminatorio para nosotras, en
las normas jurídicas somos invisibilizadas, aparentemente
protegidas o falsamente idealizadas, con el resultado de reducirnos
a una ciudadanía de segunda clase y a la minoridad legal.
Es hasta hace pocos años y actualmente con la negociación
de la paz y de los temas sustantivos alrededor de ella, que pareciera
abrirse un mayor espacio tanto para el desarrollo del movimiento
social y para la evolución de una cultura de violencia,
hacia una cultura de paz y respeto a los derechos humanos.
Resulta pues lógico que en un ambiente tan refractario a
las luchas sociales, en donde se han vivido épocas de total
irrespeto y violación de los derechos humanos, las mujeres
con las especiales y desventajosas condiciones socioeconómicas
y culturales que poseen en su mayoría, no hayan tenido
ni siquiera la oportunidad de enterarse de sus derechos humanos
y de la necesidad de su participación política a
todos los niveles, podemos decir que el ejercicio del poder patriarcal
es ajeno a las mujeres, además de que tenemos nuevas propuestas
para sustituir ese poder.
La superación de las situaciones descritas está relacionada
con que las mujeres como grupo social se organicen y luchen por
cambiarlas, es decir, que sean capaces de organizarse alrededor
de sus necesidades estratégicas, y sobre todo que puedan
accionar como actoras políticas.
Otro factor es la forma tradicional y patriarcal de hacer política
en Guatemala, en donde el caudillismo, la centralización
de decisiones, honores y posibilidades se ha dado en la figura
del secretario general del partido y los roles dirigenciales en
los hombres.
Abundancia de partidos armados precipitadamente para los procesos
eleccionarios, el oportunismo, la prebenda y el manejo de los
puestos públicos como botín, que llevó a que los
guatemaltecos a acuñar la expresión: político
electorero.
La falta de capacitación política y de democracia
partidaria, así como el visualizar la participación
en un partido y en elecciones como forma de asegurarse un puesto
en donde fuera posible tener acceso a ganancias ilícitas,
han desvirtuado y señalado a la política tradicional,
basada en arribismo, incapacidad, halago y lisonja a las autoridades
de turno, como una actividad deleznable.
Si a los anteriores factores sumamos la cultura patriarcal dominante,
el arraigo de los roles estereotipados masculino y femeninos,
en los cuales el destino implícito y explícito de
la mujer, es el ámbito privado, el hogar y el ser para los
demás, como negación suprema de la individualidad y
de la posibilidad de participación y de opinión propia,
entonces nos damos cuenta de las dificultades para lograr una
participación igualitaria.
La post guerra y las mujeres
La coyuntura de la post guerra, puede significar nuevas oportunidad
para la mitad de la población, o puede postergar nuevamente
sus reivindicaciones, cediendo el paso a otros actores o movimientos
que consideraron excluyente el contemplar las demandas de las
mujeres en su lucha.
¿Cuáles son las condiciones actuales?
Guatemala sigue presentando altos índices de iniquidad
respecto a la situación de las mujeres, aunque se han registrado
algunos avances, las más altas tasas de analfabetismo y falta
de capacitación siguen localizándose en las mujeres,
principalmente en las del área rural, seguimos ostentando
uno de los porcentajes más altos de muerte materna en América
Latina.
Otra preocupación es el hecho de la falta de congruencia
o mejor dicho la oposición entre las políticas económicas,
el recorte presupuestario estatal, la implantación de nuevos
modelos de administración de servicios estatales, el recorte
de personal y de programas que impulsa el gobierno actual, y el
cumplimiento de los Acuerdos de Paz, los cuales determinan amplias
y variadas acciones de tipo social.
Recordamos la escisión que se marcó con la firma del
Acuerdo Socioeconómico, el cual deja claramente estipulado
que el cumplimiento del mismo depende en gran parte de la sociedad
civil, y dado lo fundamental de sus contenidos para el tránsito
real a la democratización económica, política
y social, debe corresponder la responsabilidad de su cumplimiento
en primer término al gobierno y también a la población,
en el caso de las mujeres es necesario explicitar que los Acuerdos
de Paz tienen contenidos específicos de género,
los cuales fueron un logro político del Sector Mujeres
de la Asamblea de la Sociedad Civil.
Actualmente el malestar social es evidente, la persistencia de
la impunidad, de la ineficiencia y corrupción de toda clase
de servicios estatales, así como el proceso de privatización
en contraste con el marcado deterioro del nivel de vida, la falta
de permeabilidad a las propuestas de género, han propiciado
una mayor descomposición social y las protestas consiguientes,
elevándose también las acciones de protesta por la
falta de tierras.
En el ámbito de los Derechos Humanos, Guatemala, como sabemos,
se ha destacado en años anteriores por ser un país
en el cual se daban constantemente violaciones a los derechos
humanos, lo que incluso le valió para que fuera foco de
la atención mundial, ahora pareciera marcarse un retroceso
en la disminución de las violaciones de los derechos humanos,
con el reciente asesinato de Monseñor Gerardi.
En el Acuerdo sobre fortalecimiento del Poder Civil, quedó
establecido que el gobierno debía propiciar, incentivar
y facilitar todas aquellas iniciativas relativas a incrementar
el acceso de la mujer al poder. Sin embargo, las organizaciones
de mujeres presentaron a la Comisión específica de
reforma electoral, una propuesta de reforma a la actual Ley Electoral,
que fue totalmente desoída, también se presentaron
propuestas en el tema de reformas constitucionales.
A nivel nacional, es notoria la ausencia hasta el presente de
una política clara con enfoque de género que trate
de capacitar a las mujeres, y las posibilite para acceder a renglones
de la economía, en donde puedan tener acceso a mejores
ingresos, así como a la plena participación política
y social, aspectos que como dijimos forman parte de los contenidos
de género de los Acuerdos de Paz.
Como decíamos a nivel de Movimiento de Mujeres, aunque
las organizaciones ya denotan alguna especialización, participaron
activamente en la Asamblea de la Sociedad Civil, coordinan sus
esfuerzos con mayor facilidad, homogenizan su discurso y sus demandas,
siguen siendo las incomprendidas del movimiento social, calificándolas
de elitistas por sus particulares características que no
incluyen la masividad, resistiéndose aún las estructuras
imperantes, a aceptar a nivel de nuevas actoras sociales y políticas
a las mujeres.
"...es notoria la ausencia hasta el presente de una política clara con enfoque de género que trate de capacitar a las mujeres, y las posibilite para acceder a renglones de la economía, en donde puedan tener acceso a mejores ingresos, así como a la plena participación política y social..."
Existen además determinados factores que deben analizarse,
como la aparente incorporación e interés de las ONG
y otras instancias de la sociedad civil, por las cuestiones de
género, esto se ha propiciado por los esfuerzos y algunas
veces condicionamientos de la cooperación internacional
por despertar el interés y trabajar dicha temática.
Sin embargo, constatamos la existencia de un doble discurso entre
las instancias que se ven obligadas a aceptar las temáticas
femeninas a nivel institucional, pero sin internalizar la equidad
entre los sexos.
Un ejemplo de esto en el interior del país, en los grupos
de refugiad@s, en que muchas mujeres se habían desarrollado
políticamente con los procesos de retorno a las comunidades,
se está evidenciando una tendencia a revertir dichos procesos,
en un claro enfrentamiento entre la cultura patriarcal dominante
y los nuevos liderazgos de las mujeres.
En las comunidades locales aún es minoritaria la participación
de las mujeres y se desarrolla dentro de las normas, costumbres
y actitudes de la cultura patriarcal por lo que la subordinación
y acatamiento de la política desde una perspectiva patriarcal
sigue prevaleciendo.
La experiencia desarrollada durante varios años de trabajo
con organizaciones de mujeres y grupos de ellas, nos ha demostrado
que para lograr que las mujeres luchen por sus derechos y desarrollen
participación política a nivel nacional y local,
es necesario en primera instancia que desarrollen su autoestima,
que se sacudan la ideologización que han recibido desde
niñas en relación a su condición de subordinación
que las hace aceptar como natural y lógico el esquema patriarcal
y sobre todo que logren la transformación del entorno privado,
en que se han desenvuelto cotidianamente.
"En las comunidades locales aún es minoritaria la participación de las mujeres y se desarrolla dentro de las normas, costumbres y actitudes de la cultura patriarcal por lo que la subordinación y acatamiento de la política desde una perspectiva patriarcal sigue prevaleciendo."
La participación política de las mujeres a nivel
nacional y específicamente a nivel local resulta clave,
tanto para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, como para el
proceso de democratización del país.
Dentro de las experiencias de participación política
de las mujeres, que están documentadas y analizadas (caso
de Las Dignas en El Salvador) es una constante que la participación
de las mujeres en grupos políticos o instancias de poder
que no hayan asumido a profundidad la situación de género,
tiende a reproducir el esquema patriarcal, a enfrentamientos estériles,
a la frustración o al abandono de dichos espacios, estableciendo
grupos, colectivos o instancias desde las mujeres.
Lo anterior nos alerta sobre la necesidad de no repetir dichos
esquemas o incorporar la participación política de
las mujeres como un apéndice o en forma "cosmética"
y trabajando únicamente con las mujeres.
Sostenemos que la participación política de las mujeres
debe promoverse tomando en cuenta tres premisas fundamentales:
La participación política de las mujeres pasa necesariamente
por el ámbito privado, que es justamente el que creemos se
ha evadido o minimizado en anteriores experiencias.
La participación política desde un diseño
de género, puede lograr la plena participación de
las mujeres pero es necesario previamente transformar su entorno
privado: "lo privado es político", por lo
que es necesario trabajar con los hombres paralelamente.
Acerca de la participación ciudadana de las mujeres, se
han realizado análisis que señalan que los factores
que limitan la participación femenina en política,
entre ellos:
Sin embargo, con las anteriores limitantes, las mujeres ya han
construido y luchado por una participación política
igualitaria, a pesar de que no pocas veces esa meta se ha postergado,
al ser señalado de disociador el afán de lograr una
expresión propia y auténtica, o cuando las mujeres
han planteado la participación política, no como
subordinada a las decisiones masculinas, y dentro del esquema
patriarcal de participación política.
A pesar de esas duras experiencias, se ha culminado en varios
casos a nivel centroamericano, en el planteamiento de una plataforma
política propia de las mujeres, que generalmente incluya
aspectos tales como:
Entre los mecanismos que se han implementado para facilitar la
participación política de las mujeres, está
el de las medidas positivas o comúnmente llamado sistema de cuotas,
que aquí en Guatemala, ya ha incorporado a sus estatutos
el Frente Democrático Nueva Guatemala.
Sin embargo, lo de las cuotas es solamente una parte muy pequeña
de todo o que implica la construcción y la lucha por la
ciudadanía de las mujeres, lo cual nos ha llevado a tener
experiencias fuertes y muy dolorosas tanto a nivel personal, como
grupal.
Existen varias experiencias ya documentadas de grupos de El Salvador
y de Nicaragua, sobre los espacios políticos compartidos
por las mujeres, dentro de la forma tradicional de hacer política,
que las llevaron al final a plantear su separación y a realizar
un análisis y una propuesta desde las mujeres.
La importancia de la participación política de las
mujeres empieza por el reconocimiento del aporte de las mismas
al desarrollo de la humanidad, basta recordar su activa participación
en los procesos de guerra en Europa, y su decisiva lucha contra
los procesos dictatoriales. Aquí en Guatemala, tenemos
valiosos ejemplos de liderazgos femeninos surgidos de los grupos
mayoritariamente dañados por la guerra.
Aquí cabría la reflexión de muchos de los
liderazgos femeninos contienen la paradoja de que a pesar de haber
contribuido desde su óptica femenina, no lo han hecho desde
una óptica feminista, o sea, no han propiciado la presencia
de otras mujeres.
Otro factor que debe destacarse es que la fuerte inserción
de las mujeres en el ámbito laboral, profesional y educativo,
repercute directamente en los procesos políticos, al cobrar
una mayor presencia su influencia, ya que incorporan nuevos temas.
"La participación política de las mujeres a nivel nacional y específicamente a nivel local resulta clave, tanto para el cumplimiento de los Acuerdos de Paz como para el proceso de democratización del país."
Por otra parte, las justificaciones económicas, políticas
y sociales a la participación de las mujeres, está
en primer lugar en el aporte de las mujeres a las economías
nacionales a través de su trabajo remunerado y no remunerado.
Sin embargo, a pesar de esta complejidad todos estos obstáculos
podemos decir ya que en la presente, la construcción de
la nueva ciudadanía de las mujeres, una ciudadanía
no subordinada, está en marcha, y que ya somos reconocidas
como parte de los nuevos actores sociales, dependiendo de nosotras,
de nuestra capacidad de propuesta y de la forma como entablemos
alianzas y sobre todo de la mutua solidaridad y sororidad que
logremos nuestros objetivos.