El impulso

 
La palabra impulso puede conducir a muchas e interesantes reflexiones. Un impluso puede dar origen, seguramente, a un movimiento. En este sentido, el movimiento que resulta es totalmente equivalente al movimiento que se obtiene siguiendo una atracción.

Todavía, si hacemos un atento exámen, desde un punto de vista esotérico, los fenómenos no se nos aparecen del todo equivalentes. El impulso interior, implica una especie de pasividad de parte de quien lo recibe ya que se presenta sin que intervenga la voluntad, de modo que no se puede hacer nada para provocarlo. Lo más que se puede es tratar de entender los orígenes, pero este saber no comporta, necesariamente, un aumento de la fuerza que está al origen del impulso.

La atracción, en vez, puede comportar una mayor implicación de quién es atraído. La atracción, esa esotérica, naturalmente, está ligada, por lo general, a las inspiraciones. Un Artista, capaz de traer a la luz las propias inspiraciones, determina un aumento de los efectos de las fuerzas atractivas, ínsitas en ellas, eliminando todas las escorias que se interponen y que generan inútiles resistencias disipadoras.

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