Para cada individuo, la
libertad interior es una continua y difìcil conquista. Si bien es verdad que todos son
predispuestos idealmente a ser libres, todavìa,
se debe considerar atentamente que la sola
predisposiciòn no basta. Muchos son los
obstàculos que se oponen a la libertad interior. Nuestra actitud a no considerar
criticamente, todo lo que damos por descontado y que por eso no es nunca objeto de duda, es la verdadera enemiga de la
libertad interior. No teniendo dudas, se aceptan
pasivamente muchas situaciones que impiden el
desarrollo de las formas de
imaginaciòn
necesarias para nuestro progreso interior.
Sin darnos cuenta, muchas
veces somos carceleros de nosotros mismos.
La duda constructiva,
referida a un continuo y repetido exàmen de
nuestra interioridad, constituye un instrumento -
entre otros - que tenemos a nuestra disposiciòn
para conquistar la libertad interior.
La bùsqueda de nuestra
libertad interior se realiza, también,
reflejàndonos en
otras interioridades y renunciando a estériles
defensas de nuestra suspicacia hacia los otros.
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