El elemento
Tierra, como sugiere el símbolo, representa el
flujo del Devenir que se detiene en el
Microcosmos de quién lo recibe como Agua
Deteniéndose
el flujo, se detiene la percepción
del
Devenir. Es por esto que, el modo de ser asociado
a la Tierra hace desviar la atención de la
conciencia mayormente sobre el tiempo presente y
tiende a hacer prevaler la presencia del Microcosmos individual respecto al Macrocosmos.
La prevalencia
incontrolada de un Microcosmos muy individualista
implica una concreta dificultad para percibir
veraces relaciones con el Macrocosmos, en cuanto
un Microcosmos individualista tiende a
"ver" sólo sí mismo.Y es en este
sentido que toma todo su significado la
tradicional exhortación para que se supere toda
individualidad profana.
La individualidad
profana no se debe confundir con la Centralidad del Hombre que representa,
al contrario, la justa actitud respecto a la
Existencia y al Devenir.
La Tierra no es un
elemento dinámico: no escurre y por eso no puede
generar transformaciones.
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