Este término es muy
impreciso, con él se quiere expresar un conjunto
de facultades que, a menudo, son contrastantes
entre sí.
Genéricamente, la
inteligencia es una facultad que nos permite de
captar y coligar, en leyes y secuencias
apropiadas, las observaciones que nos proponen
los eventos. Desde este punto de vista no hay
nada que objetar.
Todavía, y en un
modo más restringido, la inteligencia se
entiende solamente como un medio que nos permite
descubrir las causas y los efectos. Demos un
vuelco a este concepto, por qué es un error
considerar que la inteligencia se refiere solo a
esta aplicación. Debemos desconfiar de esta
concepción.
En efecto, en casi
todos los eventos se puede y se debe ejercitar la
inteligencia a pesar de los vínculos de causa y
efecto. La inteligencia de hecho se aplica
también a las percepciones, a las intuiciones y a las correlaciones.
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