Cuando tomamos
contacto con las informaciones tendemos, casi
siempre, a poner la mayor atención en el
contenido explícito o explicitable de las
mismas. La forma, con la cual vienen
presentadas las informaciones, llama a menudo
nuestra atención aunque si en modo muy indirecto
y por esto, de ella, tenemos poca conciencia. La
forma con la cual se suele acompañar un estilo
nos prepara, favorablemente o desfavorablemente,
a la interpretación de las informaciones.
La forma
representa, por eso, otro orden de información
que fluye en nosotros de manera más automática
de las informaciones explícitas que son
controladas por nuestra racionalidad. Siendo que
la forma de alguna manera ligada a una
"estética", podemos considerar el Arte como medio de
"control" de esta ya que es más
adecuado, en tal campo, respecto a la
racionalidad de los contenidos explícitos.
Todavía, si
consideramos con mayor atención la naturaleza de
las informaciones, pueden presentarse, algunas
veces, a nuestra conciencia otras más profundas
informaciones que pueden ayudarnos a superar
concienzudamente turbamentos y desconciertos a
los cuales estamos, a menudo, pasivamente
expuestos.
Actuando solamente
en la nuestra interioridad podemos lograr la
clara percepción de la naturaleza de las fuerzas que se acompañan y se
nasconden en las informaciones.
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