La acción implica una
decisión de obrar, es decir de pasar de la Potencia al Acto.
Cada vez que actuamos nos
manifestamos. Por eso, la manifestación conlleva
una "forma" de
expresión.
De consecuencia, una
"acción" es un acto que deberá
asociar responsablemente la voluntad con la
expresión o, dicho con otras palabras, la fuerza con la belleza. Todo esto
independientemente de la entidad o de la
importancia de la acción.
Aunque si, en la mayor parte de los
casos que se suceden en la vida, no se presta
particular atención a la forma de las acciones
que se efectúan, más aún si no son relevantes,
todavía se debería considerar que la vida
continuamente nos ofrece ocasiones para realizar
nuestras pequeñas "obras de Arte".
Cada obra de Arte, vivida esotéricamente en nuestra
interioridad, parece independiente de la entidad
y de la importancia de la acción misma.
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