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IV. Controles Internos
Cada ONG tiene sus propios mecanismos internos para asegurar la responsabilidad y la transparencia en el manejo de sus recursos, dependiendo de sus artículos de asociación y de sus estructuras internas de manejo. Asumiendo, como son la mayoría de los casos, que la ONG está registrada como una compañía bajo la Ley de Compañías, los requerimientos de llevar a cabo una auditoría anual y de presentar informes financieros a la reunión general anual, sirven hasta cierto punto como un control para evitar el mal uso de los recursos. El grado de tal control depende del interés y de la habilidad de los miembros para cuestionar las auditorías y para interesarse en el manejo correcto de los recursos.
Actualmente, no existen organizaciones de redes que puedan garantizar la confiabilidad de las ONGs, ni tampoco existe un código de conducta que rija sus operaciones. Es posible que uno de los controles mas efectivos es la insistencia de ciertas agencias cooperantes de que se lleven las cuentas correctamente, de que existan recibos y otras maneras de verificar los gastos, y de que se usen los recursos para cumplir los objetivos acordados. Ya que la mayoría de las ONGs operan con fondos externos, éste es por el momento el único control efectivo. La realidad es que, como lo han demostrado un par de ejemplos durante la última década, es muy fácil para aquellos que dirigen las ONGs cometer fraude y malversación con impunidad, y el hecho de que esto no ha ocurrido mas a menudo refleja no tanto la existencia de controles sino la responsabilidad de la mayoría de los dirigentes de las ONGs.
Algunas ONGs, como es el caso del CCDC, tienen como requisito de su constitución la participación de la población beneficiaria en la junta directiva, pero la capacidad de muchos de éstos para desafiar efectivamente al personal profesional es bastante limitada, así que esta fórmula no puede garantizar efectivamente la confiabilidad y la transparencia.
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